Roberto Álvarez, una vida entre Vigo, El Soplao y La Riguera de Ucieda
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Cada año, cuando llega mayo y el valle se llena de ciclistas, emoción y reto, hay un nombre que en La Riguera de Ucieda nos llena de cariño: Roberto Álvarez. Su historia con El Soplao no es solo la de un corredor. Es la de un amigo, un habitual, un amante de la montaña que lleva 13 años viniendo desde Vigo con una sola ilusión: vivir su carrera soñada.
Desde el primer año que cruzó nuestra puerta con su bicicleta, supimos que era especial. A lo largo de este tiempo, Roberto ha hecho del Soplao su ritual anual, y de La Riguera, su casa en Cantabria. Cada temporada entrena con dedicación durante todo el año, soñando con ese momento en el que las cuestas de Ucieda, los senderos del monte Saja y los ánimos del público se alinean para regalarle una jornada inolvidable.
Y este 2025 ha sido su mejor año. No solo por la emoción o la compañía (que no han faltado nunca), sino porque ha conseguido su mejor marca personal: completó la carrera en 9 horas y 11 minutos. Un tiempo impresionante que resume esfuerzo, preparación y, sobre todo, una conexión profunda con la prueba.
Pero Roberto nunca viene solo. A lo largo de estos años ha estado acompañado por distintas personas que son parte de su vida: su novia, sus padres, su hermana, su prima, sus tíos… Cada uno de ellos ha dejado también su huella en nuestra casa, y todos han vivido desde aquí la emoción de ver a Roberto darlo todo.
En estos 13 años, ha pasado por todos los climas que Cantabria puede ofrecer: lluvias intensas, nieblas espesas, calor inesperado, frescas mañanas de sol… Y aún así, jamás ha faltado a la cita. Con cada visita ha sumado historias, anécdotas y momentos que ya son parte de nuestra memoria.
Para nosotros, su llegada es siempre motivo de alegría. Verle entrar con su bici y su sonrisa, prepararse desde temprano, comentar los detalles del recorrido, y volver con los ojos brillando tras cruzar la meta… es un regalo.
Gracias, Roberto, por hacernos parte de tu historia. Por confiar en nosotros cada año, por llenar La Riguera de entusiasmo, de ciclismo y de afecto. Aquí seguiremos, esperando el próximo mayo con la misma ilusión que tú.
¡Hasta pronto, campeón! Que sigan soplando los vientos a tu favor.